Somos yo y el perro.
Lo demás importa poco.
Un equipo suficiente que valoran bien los locos.
Somos yo y el perro.
Y ningún siete de oro.
Somos el comentario del barrio, el comentario de los loros.
Somos yo y el perro.
Y tal vez, también la luna.
Me respalda porque soy un desertor de la cordura.
Nunca soy yo solo.
Nunca es el mantonegro.
Somos siempre ambos dos, uno solo no está entero.
martes, 18 de diciembre de 2012
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