jueves, 15 de diciembre de 2011

Un iglú en el Sahara

Es imposible ganar con un cuatro en la frente.
Tuve que usar calzado porque el suelo estaba caliente
y aun así se derritieron las alpargatas.
Una mosca me acompañaba.
Y es que todo empezó a cambiar cuando Morón me quedó al Este.

Vi que las cartas eran 39, justo faltaba el As de espadas.
Un arquitecto trataba de innovar,
mostrando como hacer un iglú en el Sahara.
Y me pedí un café frió para amenizar.

El café se fue por las ramas,
la mosca, que en él yacía, la saqué con la cuchara.
Compré un nuevo par de alpargatas
y el resto de las cosas las eché a suerte.
Morón siempre a mi Este.
Y cuando probé el café resulto no ser el mío.
Este estaba caliente.

3 comentarios:

Quappi dijo...

¡Ey! Hace mucho no pasaba por acá. Sos mi lector más fiel, o algo así, a mí se me hace difícil seguir el ritmo del blog porque me pierdo, la verdad es que entre tanta red, me pierdo y a veces pierdo de vista estas cosas maravillosas, como las que escribís.
Un beso, te espero siempre (:

Anónimo dijo...

Adoro esos contrastes. Y la confusión.
Jodida, un poco.

C h o c o La t e ♥ dijo...

Que locura linda