viernes, 1 de julio de 2011

En vías de desarrollo

Introducción:

Si abordamos el tema con seriedad, podemos llegar con cierta facilidad a la conclusión de que una extensa y buena red ferroviaria debería ser en argentina la columna vertebral del crecimiento y la integración.
En la realidad observamos que esto no sucede. Pero nos queda el consuelo de saber que se maneja muy bien, que el tránsito es ordenado y sobre todo en la Capital muy placentero y que los pocos trenes que funcionan lo hacen a la perfección y el público los cuida.


Desarrollo:

Ahora bien, aún cuando sabemos que el tránsito es un caos en las grandes ciudades, que las rutas no son del todo confiables tanto por el estado de abandono en el que se encuentran como por las imprudencias de algunos al volante, nada hacemos al respecto en tratar de buscar nuevas alternativas. El Estado tampoco, que por otra parte tomó partida por favorecer los medios de transporte que actualmente forman monopolio.
La primera dificultad que encuentran los escépticos al planteo radica en que el Estado tendría que hacer una gran inversión económica para volver a poner en funcionamiento la red ferroviaria. Pero yo me pregunto ¿No es una pérdida de dinero el constante arreglo de rutas por el excesivo tránsito de camiones? ¿No estamos pagando las vidas que se pierden en los innumerables accidentes que tenemos?
En primer lugar, toda inversión supone un beneficio. En el caso del tren, en un país con la geografía Argentina éste debería ser el medio de transporte entre ciudades por excelencia, y sobre todo en el caso del transporte de mercaderías. A la larga supondría un ahorro para toda la sociedad. En cambio, tenemos gran cantidad de empresas de camiones y micros de larga distancia, que cobran tarifas elevadísimas y sólo enriquecen a unos pocos, entre ellos a los dirigentes sindicales.
En segundo lugar, podría ayudar a disminuir considerablemente el número de accidentes. Aunque de más esta decir que una tragedia provocada por un tren puede arrojar un mayor número de victimas que cualquier otro accidente.
Por último, el retorno del tren contribuiría en algo que fue, es y será fundamental en nuestro desarrollo, que es la integración, dado que al tener paradas preestablecidas favorece el crecimiento en los alrededores de cada estación y abarata el costo en ciertas distancias, consolidando regiones enteras.
En este sentido, además de la integración, una red ferroviaria activa podría producir también la descentralización de grandes ciudades y devolverles la armonía a esos lugares.
Por ejemplo, podemos mencionar “los pueblos fantasmas” como Naico en La Pampa o Irineo Portela a menos de 150 Km. de Capital Federal que recobrarían el movimiento que alguna vez tuvieron. Esto, sumado a las regiones que pasarían a tener un rol más importante en la economía, mejoraría la integración del territorio, y acentuaría la federalización del país.
En este punto quiero mencionar un tema menor como puede ser ver a la Selección Argentina jugar eliminatorias, tanto un mendocino como un salteño tienen que trasladarse al estadio monumental, ni en eso somos federales.
Para redondear quiero recordar que hace unos 150 años Inglaterra trataba de dominarnos, mantenernos como una especie de colonia, tratando de saquear el país con todo un tendido férreo centralizado en Buenos Aires. Quizás estaban errados en tratar de dominarnos, de saquearnos, pero a mi modo de entender no estaban para nada equivocados en como lo intentaron, usando el tren como transporte integral.

Conclusión:

Por lo tanto, deberíamos plantearnos en serio si esto puede ser posible, hacerlo realidad. Deberíamos probar esta alternativa. La otra, ya la conocemos, de hecho, la vamos a vivir hoy alrededor de las 6 de la tarde cuando regresemos a nuestras casas. O enterándonos de noticias trágicas o cortes de ruta en el próximo fin de semana largo.


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Discurso para la materia "Oratoria". Con la profesora Zulma Prina.

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